viernes, 31 de diciembre de 2021

Desafecciones



 

Un tapiz de suspiros

voy tramado en las noches erizadas

de eternas duermevelas



                                         Entretejo recuerdos

entre los mimbres ásperos de mis resignaciones

y los hierros de punta

de mis íntimas penas


Un paisaje de grises y silencios,

en que todo

remite a mis carencias.


No me importa

haber ido perdiendo la figura

y el genio

y la manera

de derramar donaire por las plazas,

lo que en verdad me duele

es no poder contar con las presencias

que me fueron queridas

y ver en mi presente

medrar los desafectos,

presentir

que hoy ya casi nadie

me recuerda.


Sospecho

que a base de suspiros

me voy difuminando,

lo mismo que una sombra acaba confundida

con la niebla.


Lo sé,

también un día yo

habré de ser ausencia.


Es mi mayor anhelo

que nadie se percate.


Que ni siquiera un átomo

del aire desairado por mi desafección

suspire y se estremezca.

Brindis y jaculatoria

 

Y qué diré de ti, año dos mil veintiuno...

Que has pasado sin más pena ni gloria,

sin conseguir dejar recuerdo alguno

grabado en mi memoria.


Hostil como ninguno,

fue resistir la única victoria

que me cupo y mis fuerzas hoy reúno

para entonar un brindis y una jaculatoria.


Mi copa la levanto

con gozo porque ya dejo de verte;

se ocupará el olvido de borrar tu quebranto.


Solo le pido a Dios

que traiga en sus alforjas mucha suerte

y salud para todos el dos mil veintidós.

jueves, 30 de diciembre de 2021

Petricor



A menta y a licor de hierbabuena

suelen oler los besos en los que me derrocho

en noches alunadas.


A pan recién cocido

procuro que recuerden los aromas

que desprenden mis manos.


Y en mi piel se confunden

el fragante rumor de mi sangre impulsiva

y el jabón de lavanda.


Lo que ya no sé bien

es el motivo por el que a veces huele

mi pecho

a petricor.


Será que es tierra virgen

en cuyo vientre cálido anidan las semillas

de tantos sentimientos

y tantas esperanzas indomables …


Y que solo florecen

en todo su esplendor si son regados

con su ración de lágrimas.

Emético

Estos son unos tiempos

en los que tienta al lúcido

arrancarse lo ojos.


Duele tanto mirar brillos de alpaca

y adivinar las sombras

que hay tras las sonrisas pintadas en que se escudan

las máscaras del baile...


Lo intento,

os juro que lo intento,

anestesiarme a base de ceñirme

a las viejas liturgias.


Pero ya no le cabe

más folclor de rituales falsamente festivos

a este pecho que siente 

cómo escasea el aire debajo de la carga

de piedra de molino y de estupor

que causa la congoja.


El no poder tragarme

más mi propio autoengaño

es mi mayor angustia.


Soy un pozo de náuseas.


A solas y en silencio,

en versos que me dejan los labios estragados

de infinita amargura,

me vomito.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Hoja de ruta


 

Mirar al infinito

entornando los párpados

y dejarse llevar por el “dolce far niente”.


Disfrutar de esa luz la mañana

que acaricia y sosiega.


Columpiarse

al ritmo de la brisa.


Y soñar que aún no estás madura

para caer.


Vivir

con el misma inconsciencia descuidada

de la hoja en el árbol.


Ignorando a conciencia

si es verano u otoño,

desoyendo

ese susurro turbador del humus

que emerge de la tierra.


Absorta únicamente en respirar

la tibieza afrutada y deliciosa

que te regala un aire transparente.