sábado, 12 de noviembre de 2022

Exilio

 


Con los ojos cerrados

podría recorrerme los senderos

que transitan mis pies habitualmente,

los convirtió en camino

el roce de mis pasos.


Y sin embargo veo crecer sobre sus márgenes

turgentes flores nuevas,

cuyo nombre

me es desconocido.


Para olvidarme un rato de mis miedos

puedo cantarme aún la misma nana antigua

que me acunó en mi infancia

y en el mismo idioma

que me enseñó mi madre.


Pero a mi alrededor escucho voces

entronizando ideas que no entiendo

y me hacen sentirme una extranjera

cercada fatalmente por el ruido.


Sobre el mantel

la mano, la tibieza, la piedad

del piel a piel, que tiene la virtud

de ahuyentar soledades,

si los dedos quisiesen,

si no pesase en ellos tanta duda,

y tanta frustración acumulada.


La tierra, la palabra,la querencia...

la cercanía del calor humano

siguen ahí.


Soy yo,

debo ser yo,

la que del mundo

ha tomado distancia.


A pesar de quedarme,

a mi pesar,

soy yo la que se ha ido.


Este exilio interior-nadie lo dude-

castra y aísla . 


Y es el que más duele.

jueves, 10 de noviembre de 2022

El precio


 

La puerta no es estrecha,

todo invita

a traspasar su umbral,

a probar suerte

y ver si es verdad que al otro lado

ser feliz es posible.


Dudas,

la claridad

es demasiado obvia.


¿ Dónde está el truco?


Intuyes

que algún precio,

de nuevo inasumible,

hay que pagar para gozar del raso

que acaricia,

estremece

y enciende el corazón

y nos hace sentirnos iguales a los dioses.


Dudas,

tienes tan vivo

el recuerdo mordiente de la espina...


La puerta no es estrecha.


Solo es que te da tanto pavor

tener que,

de regreso,

atravesarla.


Crisantemos blancos


 

Un punto de partida,

parpadeo

perdiéndose en la bruma.


Una meta final,

un rojizo fulgor, apenas insinuándose

detrás del horizonte.


Y en medio tanta lucha apasionada.


Tanta derrota ingente.


Pero hay que seguir,

usando de cayado, si es preciso,

los recuerdos del tiempo en que las lilas

esparcían su hechizo sobre el aire.


Toca seguir,

negándose a uno mismo

que cada paso duele.


Que hoy tus sueños los pueblan

los crisantemos blancos, que sobre ti derraman

sus pétalos marchitos.


Que, en cada enfebrecido despertar, 

 gélido y sepulcral sientes sobre la piel

el silencioso manto de su nieve.