Rezongan
en el aire
bandadas
de suspiros
que
incendian de rumores insurgentes
las
viejas alamedas
y
llenan de presagios y aprensiones
el
corazón .
De
nuevo
ante
mis ojos mustios
se
marchita la luz
y se
deshojan
los
últimos destellos de la tarde.
Con qué
piedad
van
cubriendo las sombras con su manto de orín
el
rastro de las huellas
de los
pasos perdidos....
Cuando
se pone el Sol ,
se ve
más claro
el
burdo sinsentido que es nuestra existencia.
Todas
las rutas van hacia Poniente.
De qué
sirve seguir coleccionando
fotos
de las ausencias que nos ponen
el alma
melancólica
Continuar
masticando sinsabores ,
acumulando
sobre nuestros párpados
montañas
de tristezas.
Hay
días en que siento que no quiero
seguir
más tiempo aquí.
Me han
derrotado el miedo y el dolor
De
dónde saca aliento
para
seguir cargando con más cruces,
las
propias,
las
ajenas
un alma
tan exhausta...
Estoy
ya tan cansada
de
bregar con cansancios y fatigas...
Solo
queda el consuelo
de
pensar que este instante de marasmo y congoja
es la
gris antesala de la noche.
De la
noche que a todos nos aguarda
con su
ceñido abrazo de seda corrediza.
Y la
promesa muda
de su
quietud eterna.