domingo, 6 de septiembre de 2020

Por simple oficio





¿ Cuántos suspiros caben en un pecho?

¿ Qué cuota de humedad retestinada

se puede sepultar en el barbecho

solitario y frugal de mi almohada?


¿ Qué tristezas antiguas al acecho

se apostan en la insomne madrugada

tras las cuatro esquinitas de mi lecho

para darme una nueva puñalada?


En mi epidermis cárdena  no queda

ni un milímetro intacto en el que pueda

la existencia tatuarme su estropicio


Porque me quiere viva ...Es tal mi suerte

que a pellizcos pretende darme muerte

sin placer ni maldad, por simple oficio.



Exacta medida


 

Ojalá yo pudiese decorarte la vida

con el color preciso para hacerla feliz

-el rosa, por ejemplo - y evitarte el desliz

que la apartase en algo de tu senda elegida.


Estaría dispuesta, para hallar el barniz

que la hiciese radiante, buscarlo en cada herida

que me ha obsequiado el tiempo y ha sido concebida

para irme mostrando  de la dicha el matiz.


Porque con la experiencia de los años se llega

a relativizar las garras del dolor

si, con morder tu carne, en otro las repliega.


A falta de termómetro que aquilate el fervor,

sin duda constituye la ilimitada entrega

la única y exacta medida del amor.



Abierto hasta el amanecer


Yo soy otra entre tantos , que el corazón abierto

mantiene a media noche , celebrando aquel aquel rito

de perderse en los piélagos del ensueño infinito

al que solo se arriesga el que está bien despierto.


Nunca habrá ley que diga que tal cosa es delito,

cuando el mundo es una árido y continuo desierto

que no tiene un oasis donde caerse muerto

por más que el alma anhele escapar hecha grito.


Hoy resulta lo urgente abrazar la utopía

de que el que quiere puede elegir que las rutas

a su infierno tapicen serpientes o amapolas.


Exprimamos las horas de nocturna alegría,

tiempo habrá tras el alba para pasarlas putas

y maldecir tu suerte, triste y llorando a solas.