Ya ha llegado Abril,
es lo que dice
el calendario y el Sol lo certifica
subiéndose a lo alto y prodigando
su rutilante claridad ,
que inunda
de alegría celeste los paisajes.
Seguramente el pájaro
siente plumas adentro un cosquilleo
que lo incita a cantar y a hacer un nido
Y a la hierba le inspira
el ronroneo suave de la lluvia
el deseo imperioso de volver
a ser de nuevo un lecho mullido y libertino,
verde esplendor salvaje.
Pero en mí permanece
la estación del letargo y los rigores.
Enredado en mis sombras se ha quedado
empantanado Enero,
y solo me alimento de su ruin
aliento malnutrido de atonías.
Dormir bajo la tierra es todo lo que piden
mis venas
y olvidarse
de que por ellas debe fluír sangre y deseo
y que han de entregarle su debido
tributo de pimpollos de raso y estulticia
al dios de la pasión.
Yo ya no tengo el alma para florecimientos .
Son demasiadas rosas malogradas
las que cargo en mi haber y eso da siempre
un plus de sensatez.
O de acobardamiento .
Ya ha llegado Abril...
Tapio a conciencia
la luz de mis sentidos.
No ver, no oír , no percatarse
de que ahí fuera existen tentaciones
capaces de esquilmarte lo poco que te queda
Bendigamos la inopia
de la paz del capullo en que lo único
que pervive es la fe ,
que le permite
al tierno corazón de la crisálida
continuar palpitando.
Perseverar soñando con que un día
terminará el invierno.
Que solo para él ,
para el asombro
y la delectación de sus alas abiertas,
se incendiará en el cielo la luz de la mañana.