Atravesar
desiertos
es algo
que lo tengo ya enterrado
en la
vastas regiones del olvido
Tantos
viajes de ida
por
caminos de sed y de amargura,
tantos
otros de vuelta
bebiéndome
el consuelo de mis lágrimas...
Lo
inédito es que ahora
me
quieran prometer un paraíso
Hoy sé
que no hay atajos
para
llegar deprisa a Shangri lá ,
las
sangrilás no existen,
y menos
en los mapas,
de los
que hace ya bastante tiempo
dejaron
de creer en los milagros.
Por eso
desconfío
de los
que ofrecen predios celestiales
a
cambio de tan poco,
de la
virtud un alma evanescente,
un
algo tan etéreo
que no
hay nadie en el mundo que sepa a ciencia cierta
en qué
coño consiste .
Pero
aun así prefiero continuar
comiéndome
mi trozo de pan duro
bebiéndome
mi hiel
y
llevando en las plantas las señales
de
todos los guijarros del camino
que
ceder ni un adarme de aquella libertad
de ser
tal como soy
y
equivocarme,
sin
ninguna hipoteca.
Es todo
lo que tengo de valor,
ha
soportado
la
prueba del infierno
de
dudar hasta incluso de mí misma.
Y para
que renuncie
a
seguir lo que dicta mi albedrío
ningún
cielo es bastante.