No es
que sea una experta
pero
estoy lo bastante escarmentada
como
para dejar de estar alerta
o no
apostar que pierdo si juego a todo o nada.
Pero
aún así la puerta
de mi
casa jamás está cerrada
a canto
y cal y dejo entreabierta
la del
alma algún rato en que ando despistada.
Dios
sabe por qué pasos
o tras
de qué recodo del camino
nos
están esperando mil oportunidades
Si
mañana los vasos
se
alzarán y con dulce y viejo vino
brindemos
por las nuevas y amables amistades.
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