miércoles, 6 de marzo de 2019

Voz



Quién tuviera la voz de porcelana
capaz de regalarle al terciopelo
cuajado de diamantes que es el cielo
acentos de fulgor y filigrana.

Pero tengo una simple voz humana,
que después de una noche de desvelo
se vierte con rumor de desconsuelo
sobre el frío humedal de la mañana.

Una voz alunada, que se atreve
a cantarle a algún dios imaginario,
pidiéndole que escampe cuando llueve.

Una voz sin alardes , que lo justo
me sirve para hacer lo necesario:
hablarle a aquel que sé que oirá con gusto.



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