Sin
darte apenas cuenta , en torno a tu existencia
han ido
prosperando las insidiosas redes
de
silencio y hastío, hasta que ya no puedes
hacerte
más la sorda y negar su evidencia.
Tu
sombra acaba siendo la única presencia
que te
hace compañía y poco a poco accedes
a
hablar sin miramientos a las cuatro paredes
que te
escuchan , en aras de la supervivencia.
La
soledad es esto , mirar por la ventana
los
cambios de paisaje según las estaciones
mientras
van transcurriendo sin emoción los días.
Y
acabar aceptando que ya no tienes gana
de
seguir engañándote, buscando interjecciones
con que
vestir de fiesta tus mustias poesías .
Y
largas noches frías
en que
tejer insomnios con las desilusiones.
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