martes, 17 de octubre de 2017

Tal como soy


Ya sabes cómo soy, no me hagas caso...
Imprevisible, terca, irrespetuosa,
pagada de mi voz aguardentosa,
de mi torcida mueca de payaso...

Que en mi sublime cumbre borrascosa
me alieno en un ridículo “ ¿es que acaso
alguien nos dijo nunca que de raso
es la epidermis toda de la rosa...?”

Conoces mis eclipses, que mi frente,
es tantas veces luz, como la abruma
el peso de la sombra de repente

Como sabes también que soy sumisa
a tu necesidad y me hago pluma
si he de cosquillearte una sonrisa.


Confite


Un instante robado es suficiente
para aliñar los siglos de una vida,
que suele ser de suyo desabrida,
y hacerla parecer algo decente.

Un confite que no te llega al diente
pero que está cortado a la medida
de tu necesidad y que ,enseguida,
te reconforta el alma inapetente .

Rebusco en el cajón de lo inservible
el vidrio de color que me disfraza
cualquier paisaje gris de irrepetible

Y  que me obliga a andar hacia adelante
llevando su entelequia por coraza
hasta que quiera dios y el cuerpo aguante.

Palabras desahuciadas


Hay grajillas que encienden arrebatos
en plena orografía del desastre
y un ayer de alquitrán suelta su lastre
sobre la indefensión de los retratos.

A flor de piel estallan alegatos
que impiden que el dolor haga su encastre
donde se vuelva rabia y nos arrastre
a negar en el aire pizzicatos

No existen las palabras desahuciadas,
ni utilizar algunas lo imposible
que no contemple  mi vocabulario.
Que el engañar las largas madrugadas
sin vino y sin amor es compatible
con inventarse un nuevo diccionario.

A zancadas


No me gusta mi vida, no me gusta
tener que andar buscando coartada
a mi respiración entrecortada
por si al notarla el aire se disgusta.

Ni tener que inventarme una balada
que a un alma de bolero mal se ajusta
cada vez que una pena se me incrusta
con determinación en la mirada.

Más que nada reniego del falsario
ritual de reservar mi más fragante
encarnadura al fondo de mi almario.

Cuando vivir se vuelve un agobiante
apremio del control, lo temerario
es no dar un buen paso hacia adelante.

Y estrenar a zancadas esa Era
en que poder vivir a mi manera.




Deslices


No es buena cosa tanta soledad,
puede ser que te afecte al albedrío,
y acabes por forjarte un desvarío
Deslices de la magra humanidad.

Se empieza percibiendo ajenidad
en tu sombra con un escalofrío
y se termina imaginando un trío
metiendo a tu alter ego en la heredad.

En esa multitud, sucede a veces
que, a pesar de que todo son flaquezas,
te abrumas entre tantas estrecheces

Y quieras o no quieras , pronto empiezas
a preguntarte, más que por preñeces,
por quién ha de pagar tantas cervezas.

Pálpito irredento


¿De qué modo he de ahogar los manantiales
oscuros que me brotan a deshora
en los que inútilmente se acalora
la carne hecha de barro y aguasales?

¿Quién me puede espulgar la zarzamora,
ansiosa por trepar por pedernales?
¿Quién puede decorarme los nidales
donde nace el helor con tul y aurora?

Todo mi mundo gira en tornasoles
alrededor de un tiempo detenido
en las postrimerías de un adviento.

Busco un rastro de luz de caracoles
sobre este víacrucis sin sentido
con que engañar el pálpito irredento.



Llamémosle milagro


Nunca es cosa de tiempo y de paciencia
atrapar el suspiro que levita
en el trasluz del aire y deposita
sobre tu tosquedad su transparencia.

No sé si no será casualidad
que él no haya nacido para espeso
y yo haya consentido a cada hueso
de mi alma el hacérseme oquedad.

Solo sé que su tacto me sugiere,
roce y llaga de luz, la tesitura
que nos regala un cisne cuando muere.

Por eso día y noche me consagro
a desvelarle al mundo la hermosura
de su nombre. !Llamémosle milagro!.







Para rato


Continúan ahí. Perseverantes
contra el tiempo, el olvido , la desgana
o la rutina con que nos afana
vivir todos los días...Expectantes.

La palabra más tímida, la urente
la que debe decirse, la quejosa,
la atrevida, la fácil, la graciosa...
aguardan su momento simplemente.

Tan solo necesitan que algún miedo,
un odio o un amor presten su urgencia
a la lengua y que diga “ quiero y puedo”

El corazón, magnífico insensato,
gustosamente pone la cadencia.
Poemas, por fortuna, hay para rato

Flauta ( El eco del vacío)


Ya ni siquiera flauta me declaro.
Renuncio al sinvivir de que un jumento
se aproxime hasta mí y que algún viento
no se me muestre avaro.

En los muchos suspiros que ajuglaro.
en todos los sollozos que apaciento,
o en algún episodio flatulento
tampoco busco amparo.

Lo que la caña más sencilla puede,
aprovechar el eco del vacío,
por qué buscarlo adrede

Conecto el interfono
del alma y la suerte me confío.
Será por oquedades y abandono...

Desconcierto


Una azucena náufraga en el mar
es la definición del desconcierto,
se aferra al sueño de que existe el puerto
de un jardín de corales y es su hogar.

Con qué juego de magia especular
te condujo la Luna hasta su huerto
abonado con sal y te hizo cierto
que no había peligro en su rielar.

Ebria de luz, te sientes compatriota,
por nívea, de la espuma y la gaviota,
esplendor que seduce a  las  sirenas

! Qué cruel tu despertar! Abrir los ojos
será reconocerte en los despojos
que  el tiempo regurgita  en las arenas.

Hubo un tiempo


Hubo un tiempo benévolo
en el que aún surcaban los cielos los augurios
previstos en los libros
y la lluvia,
más allá de tersar los tulipanes
y limpiarnos los pies de mil cansancios,
nos dejaba el regalo y la sorpresa
de un esplendor inédito en los ojos.

Hubo un tiempo bendito
de estaciones solares y eclipses previsibles
en el que se podía fácilmente
amar la vida sin ningún recelo,
dejarse violentar por un futuro
que se antoja tan nítido que deja
concebir un atisbo esperanza.

Hoy las nubes parecen
veleros navegando a la deriva
y las garzas se estresan intentando
recordar el fulgor en que reside
el rumbo dibujado sobre el aliento dulce
de las adormideras
capaz de conducirlas sin tropiezos
hasta el redil del Sur

¿En qué lucero se quedó dormido
el plus de claridad que nos redime
del espesor larvado de las horas
que gravita en los párpados?

¿A dónde hay que mirar para agenciarse
un ramillete de alucinaciones?

Flota en el aire, pálido, el acorde
del ave del ocaso.

Hubo un tiempo...

Y ahora...

Apenas si hay ya tiempo para nada.

Aunque aún consigo que me alcance
para rememorar agradecida
la tarde clara en que gocé aquel beso.