Es extraño,
me miro en los espejos
y a pesar de encajar los sabotajes
que me obsequió la vida,
aún me reconozco
Es ante la presencia
cercana de los otros cuando siento
que soy de vez en vez
un ente que no está bien ubicado,
algo menos real,
mucho más vulnerable.
Me urge encontrar una manera
de zafarme del foco que me abruma
e intento un ejercicio
virtuoso de prestidigitación.
Oculta tras los tules
de mi verdad desnuda
y armada de cinismo,
ser y no ser,
estar y evaporarme.
Dejar pegado al suelo
lo prosaico que el mundo esperaba de mí
y evadirme sin ruido hacia un espacio
de concreción e intemporalidad,
llevándome la esencia
humana que me inspira.
Poderme declarar sin discusión
un ser pleno, vital, despreocupado
que se siente feliz.
Y durante un instante,
acaso
incluso
libre.