sábado, 15 de julio de 2017

Visiones


Como me ves a veces me presiento
en el helor sin fondo de tus ojos:
leño seco plagado de gorgojos
que al hastío le sirven de alimento.

Por más que me desangre en vinos rojos
no adviertes ya verdor en mi sarmiento.
La vida es lo que tiene, el ornamento
nos muda sin que sirvan anteojos

Como tú me recuerdas me quisiera
recordar , toda carne de membrillo
que se macera en ron, dulce y rotunda.

Si tal como me sueñas ,me atreviera
a dibujarme apenas sobre el brillo
de esta luz otoñal que hoy nos inunda...

Veladuras


Yo no creo en ningún  príncipe azul,
ni tan siquiera en un marqués de malva,
odio tener que  levitar al alba
encaramada en nubes de humo y tul.

No creo en un batir de mariposas
amarillas, tampoco  en la oportuna
y blanca triquiñuela de la Luna
ni creo en los paisajes siempre rosas.

Si me ofreces amor, píntalo en gris
matizado de luz y que  elocuente
proclame lo sutil: que exhala anís
tu voz cuando me nombras, que tu mano
exorciza mis miedos, que clemente
tu sonrisa hace eterno mi verano.

Que, pródigo en detalles y entrañable,
de devoción veladamente hable.



Llorando versos


¿ Qué quieres que te diga?

Solo puedo decir que ya no tengo
ganas de decir nada.

Hoy escancian las nubes un tibio chirimiri
sobre el rostro extasiado de las flores
y extiende suavemente un manto silencioso
monótono y tristón sobre el paisaje.

Mientras que sin desmayo arrecia el aguacero
-y son chuzos de punta-
sobre la indefensión de la cabeza.

No son tiempos de hablar,
las palabras serían
coágulos de congoja
saliendo por la boca a borbotones
y apedreando el cielo a puro grito.

Mejor cerrar los ojos
dejar que la blandura del día nos empape
de sosiego y arropes.

Y permitirse el lujo diminuto
de llorar versos claros hacia adentro.




Rebelión


Habrá que rebelarse,
habrá que abandonar la conveniente
virtud de las estatuas
de dejarse impregnar de indiferencia
y devolverle al frío la memoria
de que en lo más profundo es ardedura
y carne de temblor.

Habrá que estremecerse
y perturbar
los pilares más cómodos del aire
Habrá que permitir que la garganta
haga suyo aquel grito lacerado
de los ángeles necios,
 que a cambio de saber y de saberse,
de sentir y sentirse,
eligieron la opción de condenarse.

El cielo , según dicen,
les está reservado a los pacíficos
y el reino miserable de la tierra
a los pobres de espíritu.

La vida ,
ese milagro,
es solo de los lúcidos
que aprenden a llamarla por su nombre. 


Lo volátil


Duplicidades,
señas,
proyecciones
que intentan desligarse de los límites
que imponen los espacios,
complicidad que asiste a los simétricos
nacidos para ser inseparables.

Yo soy polvo insutil
y el aire existe
solo para elevarme con su aliento.

Sé bien que estás ahí,
gozo inefable,
puedo notar tu  hálito frutal y apetitoso
impregnando las tardes de domingo
de aromas amizclados
y en las noches de lunes te adivino
como un rumor de humo que promete
ser un sedante plácido,
sutil y embriagador.

Bagatelas,
consuelo para pobres,
que no sacian mis ansias de sentirte
colmándome por dentro.

Yo se bien lo que soy,
inconsistencia
que se sueña concreto y no merece
despertarse preñado
de magia y de emoción

Triste quimera inútil
el de la ruin materia que se amasa
a base de sudor , sangre y paciencia
en barro redentor
con el que modelar una ocarina
por si acaso cupiesen en su vientre,
las claves de la música.

No imagina que goza lo volátil
jugando al escondite con lo vacuo
y en someterlo al lento y desquiciante
suplicio de la espera.

Ya no me queda fe en que algún soplo llegue
a liberarme de mis aflicciones.

Soy un terrón oscuro y dolorido
que poco a poco va desmoronándose. 

En cabeza ajena


Si me lo hubiesen dicho hace cincuenta años...
cuando en el corazón guardaba todavía
sin estrenar el fuego y fresca la utopía
de que para vivir me sobraban redaños.

Si me hubieran contado con cuanta alevosía
se pertrecha la vida de obsequiosos engaños
con tal de someterte a su sarta de daños,
nunca hubiera creído su extensa galería.

O quizás sí que hubo quién pretendió advertirme
de lo que me esperaba e intentó persuadirme
de que hasta al mismo aire pusiese en cuarentena.

Pero no hay peor sordo que el que tapia su oído
con vanas ilusiones y como es sabido
nunca nadie escarmienta sobre en cabeza ajena.






martes, 11 de julio de 2017

Pasto de asombro


Todo es cuestión de armarse
de paciencia y valor
y  de atreverse
a mirar...

Mirar despacio el mundo
con los ojos vacíos,
despojados
de antiguas rendiciones.
Y descubrir la épica que anida
en las cosas humildes,
en los seres sencillos
que solo se dedican a vivir,
y a sufrir, si es que toca,
exprimiendo la magia del instante
y a permitirse a veces el lúdico pecado
venial y permisible
de disfrutarlo a fondo y sin rubores.

Pregúntale al jilguero por qué canta
y en imitar su trino
encuentras tú la excusa
perfecta para hacerlo.

¿Acaso la albahaca se interroga
el modo en el que el aire
se convierte en la fiesta del aroma encendido
cuando ella suspira?

No sabe la alameda
de la belleza de sus estaciones
y eso no le impide
desvivirse en el ávido y sensato
impulso arrebatado de exprimirlas. 

Se trata de atreverse
a recordar el tiempo venturoso
en el que aún que teníamos la intución deslumbrante
de que saber, sabíamos,
de que poder,podíamos
y nuestra obligación ineludible
consiste en imitarlos.

Y todo lo demás son esas cosas
que a base de llenarnos la vida sin mesura
de nimias fruslerías
acaba por vaciarla de sentido.

Mirar
con los ojos dispuestos a ser pasto de asombro
y el alma decidida a permitirlo.

Y si no, resignarse
a buscar en un cielo improbable y lejano
un dios a quien culpar de nuestras aflicciones.








Helena


Yo sé que no pediste
ese don tan estéril,
ni esa vida
que pasó rutilante , hiriendo el cielo
con su esplendor efímero de estrella que agoniza
y quedó dibujada
sobre la eternidad
con un trazo cruento de tragedia
y de fascinación

Si no hubieses nacido,,
bajo una conjunción astral gentil y amable
quizás sobre tu frente alabastrina
no quedase en la noches ,perdido y abrumado,
un destello de Luna
ni en tus ojos
se quedasen nadando los luceros
como sin fuesen peces
que juegan a esconderse entre los tornasoles
de un estanque de ensueño adivinado.

Si no hubiese atendido
el destino el mandato de un dios benevolente,
acaso no tuviese tu cadera
esa curva precisa,
tu pecho ese relieve palpitante,
tu cintura
esa virtud de ser igual que un junco
en su breve cimbreo .

Ni tampoco
se hubiese reducido tu existencia
a un constante escrutinio
de miradas que miden
que comparan,
de miradas que juzgan,
que envidian,
que desnudan...
que envilecen
la perfección que anhelan.

Tú nunca deseaste sentirte deseada
por reyes ni por príncipes,
ni ser sin proponértelo la necesaria excusa
conque justificar una contienda urdida
de egos y cuadales,
ni tener que sentir sobre tu espalda
el peso intolerable de los duelos
con que las madres lloran a sus hijos.

Ni ser la socorrida
musa a la que se agarran en las noches insomnes
los poetas que andan a dos velas
de inspiración
y a cinco
tragos largos de wisky ,
ni el último recurso de cualquier guionista
de una telenovela.

Ni pasar a la historia...

Si por ti hubiese sido
toda tu biografía se hubiera reducido
a un sencillo epitafio,
cuatro versos sentidos que contaran
lo poco imprescindible:

Que allí descansa una mujer sencilla
que amó
y a la que amaron ,
que supo lo que era
envejecer feliz junto a los suyos,
que jamás dio ocasión
de sembrar una mínima congoja por el mundo,
por la que nunca
se derramó una gota
de sangre
ni una lágrima.

Yo sé que no pediste
ese don tan estéril y tan infortunado.

A través de los tiempos, mi compasión te brindo
oh, Helena desdichada,
cuya mayor desgracia fue nacer tan hermosa.


Y no traer en cambio un corazón de piedra.

Secreto a voces



Con cuánta devoción lo inconfesable
pretende declararse y muda el quieto
perfil de la palabra en indiscreto
correveidile de lo incuestionable.

Y entonces…¿ Quién podrá ponerle veto
al cascabel, que como gozo amable
nos repica , o logrará que no hable
el aire, poco amigo del secreto?

Que me quieres, lo sé. No necesito
testimonio más fiel, sobre el reverso
de tus silencios queda por escrito.

Que te quiero, lo sabes. Loca intenta
negarlo mi razón, más verso a verso
el corazón lo grita por su cuenta.

Belleza interior


Ahora está de moda aquello del encanto
que se lleva por dentro y que no se retrata.
pero yo nunca he visto que nadie se dé a cata.
Quien más, quien menos guarda su enigma a cal y canto.

Nunca estuve segura de si no será guata
el paquete que luce el torero con tanto
orgullo o si debajo de las sayas del santo
las piernas son de palo y el pecho de hojalata.

Porque vistos sin lupa todos somos dechados
y la luz indirecta nos presta un diferente
destello que hace menos cortante cada arista.

Son mucho más fiables los guapos declarados
y si tienen "encantos",que los muestren de frente
- y a mí  mejor de cerca, que soy corta de vista-.

Comunicación


En esta tarde plácida
en que el mundo parece haber reconquistado
su antigua condición de hogar en equilibrio
para todos los seres que lo habitan
y transpira sosiego,
yo también recupero la laudable
serenidad de espíritu
que abre los cerrojos de los chancras
y nos vuelve radares sensitivos.

Recupero el lenguaje
elemental del pulso que lo vivo conoce
y la piel no ha olvidado
y vuelvo a los inicios.

Allí donde jamás nos hizo falta
saber nada de música
para encontrar hermoso el trino del jlguero

Solo con escuchar lo que flota en el aire,
el grillo que celebra el rayo matutino,
la rosa que saluda gentilmente al rocío,
el sauce que suspira,
el corazón lo entiende.

Quién pudiera
congelar el instante
no tener que ceder a la exigencia
de volver al planeta de los locos
que han delegado la expresión del pálpito,
-y acaso del sentir-
en un puñado escaso de palabras.

Y se pasan la vida lamentándose
de lo mucho y los bien que los confunden.

Sed secular


¿Y qué podría hacerse
si en estas horas de tribulaciones
y de densas penumbras
se adueñan del espacio los fruitivos
acordes del silencio y se alambican
los cálices del aire?

Lentamente
se derrumban las últimas trincheras
del apercibimiento
mientras inunda todos los rincones
un vaporoso y trapacero aroma
a flores secas , a enervado sándalo
a coyuntura mística
a intemporalidad.

Y quién le cuenta al alma encandilada
que la serenidad que sobrevuela
sobre el instante ardiente
es solo un espejismo.
.
No queda otra salida que embriagarse
con este don de lúdico candor
que hoy se nos regala.
Que dejarse fluir abismo adentro
e irse acostumbrando a divagar
sobre lo inevitable de las pérdidas

Y a saber que las lágrimas
nunca saldan las deudas con el diablo.

Ni apagan nuestra ingente
sed secular de dicha y redención .

La música del aire


Soledad en silencio, que   estoicamente envasa
la música del aire , el germen del gorjeo,
dentro del esqueleto frugal de la carcasa
en que apenas consigue que quepa su aleteo.

Debilidad fecunda, fragilidad que amasa
la frustración y el miedo, la duda y el deseo
con sus manos de barro y los convierte en brasa,
memoria insobornable del místico alboreo.

Porque se quiere mágica, porque se quiere ardida
porque se quiere antes envuelta en un sudario
que no vibrar y ser cadencia enmudecida.

Porque nunca se puede guardar en celda oscura
lo que ha nacido siendo un don extraordinario,
hay que darle a la voz su espacio de ventura.

Y dejarle que cante ... Dejadle , pues, que vuele
su alegría hasta el triste y en algo lo consuele.


Entre cuatro paredes


Entre cuatro paredes dormitan emociones
que están ya muy cansadas de sufrir la inclemencia
del estrago del tiempo y su fatal  tendencia 
a hollar las ilusiones.

Nadie sospecharía con cuánta diligencia
en el aire viciado de todos sus rincones
soledad y silencio van sembrando ciclones
que asolan tu existencia.

También algunas veces el Sol de mediodía
redecora su espacio con algo parecido
a un poco de alegría.

Malvives como puedes,
intentando encontrarle a la vida un sentido
mientras te vas muriendo entre cuatro paredes.