viernes, 10 de noviembre de 2017

Motivo


Hay días en que escribo porque debo.
No puedo consentir que se consuma
en un marasmo apático mi pluma
sin probar una estrofa de renuevo.

Hay ocasiones en las que me atrevo
a seguir a mi instinto , que trashuma
del verbo arrasador al que perfuma,
a pesar de los chascos que me llevo.

Otras veces, las más, se me emancipa
un entuerto del vientre y si no alumbro
un burdo engendro es casi de chiripa.

Luego está aquella otra en la que ,cuerda,
la voz sigue al sentir y al fin deslumbro
con un verso que siempre se recuerda.

Filtros ( La vida es bella)



" La vida es bella”
-dicen-
y con seguridad
así debe ser para todos aquellos
que todavía son capaces de mirarla
a través de un cristal
de rosados colores.

Para los avisados y los lúcidos,
que conocen sus trucos y sus mañas
y que ya son inmunes
a los filtros que suelen poner en nuestros ojos
la ignorancia supina y la inocencia,
la vida se presenta comúnmente
con tintes más sombríos.

Menos mal que también
la vida es sabia
y suele irnos sembrando,
con prudencia  exquisita el cristalino
de opacidades varias , que suavizan
los perfiles más áridos y austeros
de la realidad,
hasta que su rigores, poco a poco,
 se van desdibujando.

Hasta que ya no ves
más que lo que conviene.

Lo que, aunque no deslumbra ni ilusiona,
tampoco duele mucho.

Lo que te guarda a salvo
de los derrumbamientos catastróficos
que estos tiempos convulsos con claridad anuncian.

Y permiten que vivas
casi en paz ,
instalada
en la melancolía resignada y ausente
de tu mundo interior



Polvo ( Lo que el viento se llevó)


Igual que una acuarela
de delicados trazos ,cuyos suaves matices
terminan por quedar difuminados
bajo la lluvia,
todo,
las voces, las cadencias
los rostros y los gestos
se van desdibujando,
hasta que apenas son un vacío que duele
en el fondo del alma

Ya casi ni me atrevo
a pronunciar los nombres
que un tiempo lejano me inundaban de música
y de ilusión la boca.

Temo que se me vuelvan
ceniza entre los labios.

Inerme polvo oscuro,
que la brisa ligera que levanta
el paso de los días
sin compasión me aviente.

Y que solo me quede de su recuerdo amado
cierto poso impreciso
de infinita tristeza y de amargor.