Igual
que una acuarela
de
delicados trazos ,cuyos suaves matices
terminan
por quedar difuminados
bajo la
lluvia,
todo,
las
voces, las cadencias
los
rostros y los gestos
se van
desdibujando,
hasta
que apenas son un vacío que duele
en el
fondo del alma
Ya casi
ni me atrevo
a
pronunciar los nombres
que un
tiempo lejano me inundaban de música
y de
ilusión la boca.
Temo
que se me vuelvan
ceniza
entre los labios.
Inerme
polvo oscuro,
que la
brisa ligera que levanta
el paso
de los días
sin
compasión me aviente.
Y que
solo me quede de su recuerdo amado
cierto
poso impreciso
de
infinita tristeza y de amargor.
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