! Cuánta mierda ! ! Dios mío ! ! Cuánta mierda
nos hacen respirar! Por el dinero
el mundo en un inmenso estercolero
convertinos sin pausa bajo cuerda.
Por más que la envolvamos con esmero
en el "publi-glamour" que nos alerda,
la mierda sigue siendo siempre mierda,
así la venda el rey o su porquero.
Y luego está la flor, que se desviste
en el aire de mayo y sacrifica
bajo el pie que la ignora olor y encanto.
Y aquella heroica piel, que se resiste
a negarse a sí misma y se dedica
a pregonarse aroma sacrosanto.
Qué decisión tan triste
la de una humanidad que se vindica
ya muerta y habitando en un gran camposanto.