Dale a
tu cuerpo el gusto. Lo mereces.
Con
almejas, al modo marinero,
o con
chorizo y hechas con esmero...
es un
placer que gozas cuatro veces.
Verlas
allí, en su plato, es el primero.
Tan
lustrosas... Babeas y apeteces
hincarles
pronto el diente. Te enterneces
cuando
en tu boca funden por entero.
El
sentir como queda satisfecho
tu
estómago hará que casi acabes
traspuesta
en celestial aturdimiento.
Luego...a
filosofar..." A lo hecho, pecho".
Ponen
broche final las ricas fabes
con su
orquesta de música de viento.
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