Hay
en tu boca pájaros danzantes.
Conocen
los rituales milenarios
de
sigilos, de rasos, de incensarios
que
envuelven en atmósferas galantes.
Es
una profusión de colibríes
azules
que hipnotizan, que requieren
mis
Azucenas Venus y las hieren
de
pasión como alados bisturíes.
Y
me entrego con gusto a la cisura
sabiendo
que iniciada la hemorragia
será
una obligación alambicarme.
Ser
de néctar perlado y de dulzura
mientras gozo despacio con la magia
del
placer esencial de derramarme.
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