Continúan
ahí. Perseverantes
contra
el tiempo, el olvido , la desgana
o la
rutina con que nos afana
vivir
todos los días...Expectantes.
La
palabra más tímida, la urente
la que
debe decirse, la quejosa,
la
atrevida, la fácil, la graciosa...
aguardan
su momento simplemente.
Tan
solo necesitan que algún miedo,
un odio
o un amor presten su urgencia
a la
lengua y que diga “ quiero y puedo”
El
corazón, magnífico insensato,
gustosamente
pone la cadencia.
Poemas,
por fortuna, hay para rato
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