¿Y para qué quejarse...?. Es tontería
malgastar el segundo evanescente,
que conforma un efímero presente,
empeñado en rehuirte día a día
Rescatar cada grumo de agonía
o de esplendor que flote en la corriente
del río de la vida, es lo prudente.
E ignorar que las venas nos vacía.
Al final, todo queda en un suspiro...
Conocer su perfume verdadero
nos hace la existencia apasionante.
Si un mínimo momento de respiro
en que atrapar al vuelo algún “te quiero”
le has ido sonsacando, ya es bastante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario