domingo, 29 de noviembre de 2020

La madriguera


 

No tengo yo seguro que se cumpla

el refrán que nos dice que a mañanas de niebla

han de seguirlas necesariamente

las tardes de paseo


Sufrir la incertidumbre

de no saber si quedan más minutos

en los que disfrutar sin más preocupaciones

del gozo de vivir,

es lo que toca ahora.


Sospecho que ha llegado a perpetuarse

una estación sombría.


Y que yo  solo soy   esa fruta madura

a la que ya no aguarda otro futuro

que entregarse a la escarcha.


Y resignarse

a ser la carne gélida de la que medre el humus .



*********


El invierno se ceba

con el desheredado y con el viejo.


No hay lugar donde huír ,

pues, por mucho que corras

el mordisco del tiempo logra alcanzarte siempre.


El animal exahusto

busca un lugar seguro en el que refugiarse

a esperar a que pase esta estación de brumas.


A tejer desconsuelos...


A enterrar los fracasos,

a olvidar los temores...


A rumiar añoranzas.



*******

Cada vez echo en falta con más intensidad

el calor de mi antigua madriguera


Su tibieza me llama

a volver

y mi voz

se convierte en un grito.


Ay, quién pudiera, madre,

aovillarse en tu vientre

y sentirlo otra vez el refugio seguro

donde pueda escuchar , sin temor ni congoja,

como corre de nuevo la canción de tu sangre,

hecha amor , por mis venas.


Como me va arropando con su arrullo

tan suave y luminoso

y me lleva en sus brazos

hasta el umbral de un sueño tranquilo y placentero

cuando deba dormir eternamente.









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