Recuerdo la estación,
era un estío
radiante como pocos.
Tengo una imagen viva del lugar:
todo estaba cubierto de amapolas,
sobrevolaba el aire
un aleteo de mariposas blancas
y de felicidad,
- casi podías
atraparlas a ambas con las manos-
Del día no me acuerdo ,
pero estoy segura de que fue
antes de que los días
dejasen de tener algún sentido.
Antes de que los pétalos
formasen una alfombra a nuestros pies
y el amor se agostase,
y el invierno llegase para llenar de escarcha
e infinitos silencios nuestra vida.
Solo el recuerdo tibio
de aquel tiempo, tan dulce como un licor de anís,
recorforta por dentro.
Y sin querer aflora
sobre mis labios mustios, embriagados
de una intensa añoranza,
la sonrisa.
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