sábado, 5 de diciembre de 2020

Inercia gris


 

Cuando se pone el Sol

y allá en el horizonte no hay ninguna orilla

a la que dirigirse

ningún barco es bastante.


Estos brazos escuálidos,

por mucho que les brinde sus impulsos

la voluntad , no bastan

para llevarte tras de tus anhelos.


En medio de un océano infinito

de soledad,

dan ganas

de remar orientados a Poniente.


Buscar la oscuridad definitiva

acaso es la manera de oponerse al designio

de la Luna que dicta las mareas

que habrán de devorarnos.


Óyeme, tú que sientes como crecen

los presagios oscuros por tus venas

porque de náufrago náufrago, te digo

-y guárdame el secreto-

que ya tanto me da el hallar reposo

en la playa dorada

o en el oscuro fondo submarino.


El mar es un oído que no duerme

y un abismo silente con las fauces abiertas .


Y el mundo un vientre insomne

que contra lo que late y se emociona,

sin descanso conspira.


Finjámonos inercia gris que flota

a merced del albur del oleaje.


Es mejor olvidarse de la angustia

de vivir

y que sean

los vientos o el azar los que decidan

si un día más habremos de salvarnos.



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