Ser isla ,estar así
presa en mitad del mar...
deshabitada.
Olvidando que existo
para ser solo amante de la arena,
absorta en la caricia
plácida de la espuma ,
y , al tiempo que me mece con mimo el oleaje,
dejándome llevar
hacia el dulce nirvana.
Fabulando
que perdido en el piélago de azules
hay otra soledad
echando en falta a alguien
que del hueco que queda entre dos brazos
quiera hacer su bahía.
Es este un tiempo extraño e inseguro
y tengo yo en la piel calor de sobra
con que engañar los más crudos inviernos .
Pero me temo mucho
que no sé las palabras
- si es que existen-
para escribir mensajes ,que viajando a la grupa
del corcel de los vientos, consigan el milagro
de alcanzar otra orilla.
**************
La incomunicación
a todos nos golpea
y el cuero sensitivo , si es que quiere salvarse
debe fingirse piedra indiferente.
Somos esas extrañas rocas vivas
que sienten y padecen en silencio en su carne
el mordisco del tiempo
y de la indiferencia.
Y se van resignando
a que nunca tendrán más compañía
que unas cuantas gaviotas inconstantes.
Y la de los moluscos ,
casi pétreos ,
que del sabor salobre de su costado medran.
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