lunes, 8 de febrero de 2021

El color de la tristeza


 

Un pálido paisaje

con un frondoso bosque de recuerdos,

dulcemente agrisados,

y un prado que malvive hoy a la sombra

de un pasado esplendor,

donde nada florece

desde Mayo hasta Abril.


Eso es lo que se ve tras la ventana

de esta casa vieja que se obstina

en mantenerse en pie

y en conservar

su antigua dignidad.


Lo mismo que su dueña.


Lo cierto es que resulta

un ejercicio ingente de tesón

y voluntad heroica,

porque ¿a quién le apetece

peinarse con esmero,

sacudir las alfombras,

pintarse de carmín los labios mustios,

y limpiar los cristales

-por más que ayer llovió-

cuando nadie te ve...?


Cuando a nadie se espera.


Qué densidad adquieren los silencios

cuando nunca los rompe

el gorjeo de un pájaro,

la risa de algún niño,

dos voces que discrepan...


Habito en un paraje solitario,

que poco a poco adquiere los matices

del lánguido color de la tristeza.




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