Mirar de frente, es tan duro a veces...
suelen herirnos tanto las verdades...
¿ Qué derecho tenemos a ser jueces
del que renuncie a ver sus realidades?
Pero ¿en qué gran bazar, haced memoria,
venden los lapiceros milagrosos
con que redecorar su gris historia
con pasajes más plácidos y hermosos?
Qué descorazonador resulta el vano
esfuerzo por pintar de purpurina
el dolor, que fue un hecho cotidiano.
De negar la exquisita escabechina
de sueños sin granar que de su mano
hará el tiempo feroz que se avecina.
Vivir nos predestina
a aceptarnos vencidos de antemano.
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