Hay un rumor que llega desde lejos,
de allí donde quedaron olvidados
ciertos sueños ingenuos y dorados
hasta que se oxidaron sus reflejos.
Acaso existirán, disimulados
en los pliegues del tiempo algunos viejos
agujeros en los que los vencejos
se cuelan sin haber sido invitados.
Llegan porque un olor a savia verde
y sangre en celo sobre al aire flota
y acaba siendo imán irresistible.
Poso a poco su levedad se pierde
suspirando y admiten su derrota:
volver atrás, de siempre es imposible.
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