El
tiempo no saquea,
ni
hiere , ni aniquila
ni
siquiera contempla indiferente
desde
su autoridad nuestra debacle,
el
tiempo solo fluye , se desliza
sobre
la superficie de las cosas
y sigue
su camino.
Y pasa,
sin querer, sobre nosotros
como
una fuerza ciega que remuele
lo que
desde el principio estaba destinado
al
pudridero ruin.
dejando
al descubierto que existimos
porque
existe el milagro,
que
nuestra contingencia
es ser
fragilidad.
Desde
dentro conspira
el
mayor enemigo.
Porque
el germen del polvo
solo
polvo procrea,
destinado
a aventarse
por
espacios de olvido.
Y, si
es que tiene suerte, conseguir que suspire
melancólico el éter, impregnado del pálpito
melancólico el éter, impregnado del pálpito
de una voz que susurra un
puñado de versos.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario