Un día
más...
Otro mustio puñado de minutos
Otro mustio puñado de minutos
perdidos
por las sendas del tedio y la rutina,
otra
oportunidad desperdiciada
de
arrancarle a la vida cicatera
un
pequeño pellizco de alegría,
ese
buen sucedáneo
de la
felicidad
Otra
claudicación.
Otro
suspiro
que en
nada alivia la plenitud del pecho.
Es solo
un rastro leve,
un
rumor de tristeza sublimada,
étereo
como un vuelo de libélula
violando
la inefable y sensitiva
transparencia
del aire.
Sería vaporosa,
sutil
huella de luz
a no
ser por ese olor picante que delata
el fluir de la sangre.
Y los
ojos del tigre
brasas
acechando
los surcos violáceos que aletean
y
agitan los instintos acerados
de las torvas esquinas de la noche.
de las torvas esquinas de la noche.
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