Ya ni
siquiera siento
que la
desdicha pese o que revista
de
indefensión al aire .
Es solo
esta indolencia,
este
impasse que respiro y se convierte
en
intensa desgana de mí misma.
¿ Y
qué si ahora
me da
por estrenar los lagrimales
por
despojarme un rato
del
gesto de estoicismo ,
por avenarme a fondo
de mi
desesperanza y de mis miedos.
Y qué
si fluyo a cántaros
amargor
y blanduras
capaces
de agostar constelaciones
y de
preñar el hombro que se presta
de un
jugoso rumor con gusto mandarinas.
Y qué
si me desnudo de pudores
y me
dejo sentir lo que me debo
mujer
en carne viva
cansada
de tener que simular
que el
roce de la vida no la hiere.
Y qué
si en esta noche inusitada
me da
por desvelar fragilidades.
Mañana
ya habrá tiempo de volver
al
terrible redil de los que sufren
sus
penas en secreto
De los
que se atrincheran
en
silencios graníticos y logran
sepultar
bajo el peso de su losa
al
frío e insensible corazón.
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