Qué
más puedo decir que boca alguna
no haya
dicho aún , que no haya sido
por
algún corazón antes sentido,
que
exculpe a mi palabra inoportuna.
Por
cada quiebro brusco en la fortuna,
por
cada variación con que el latido
da fe
de lo gozoso o dolorido,
hubo ya
quien su trova alzó a la Luna.
Más
que estrellas relucen en el cielo
o que
arenas abundan en la playa
han
existido bardos inspirados.
Sé que
todo está dicho, pero apelo
a que
mi voz ni bajo el agua calla
como
excusa a mis versos mal armados.
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