Ha sido esta
penúltima derrota
una ardua conquista.
A pesar de que haya
tenido que aprestarme
a sumar desengaños
mientras iba
coleccionado
ausencias,
a enterrar
ilusiones ,
a llorarlas
en sepulcral
silencio.
He tenido que ir
acostumbrándome
a adecuar el relato
-por salud,
más que nada
mental-
a los giros
que daba el
argumento
A volverme una
experta en ese arte
sanador del olvido
y recordar que debo
sonreírle
- más que a nadie al mal tiempo-
y seguir rebuscando
y exprimiendo a
conciencia ese poco de música
que guarda siempre
el aire.
Ahora solo queda
intentar lo
imposible
Ver el modo de ir
rellenando vacíos
con los restos
de viejas emociones.
A hacer como que no
se siente la
congoja
lo mismo que un
mordisco en mitad del estómago,
lograr que cauterice
en forma de discreta
cicatriz
la llaga que ha
dejado el desencanto
en el centro del
pecho
Aprender a vivir en
soledad...
Y a ser casi
feliz.
-Algunos días-
A creerte
que hay algo de
verdad en este cuento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario