domingo, 2 de mayo de 2021

Aproximadamente




Echo en falta un color...,

un matiz de la luz,

una textura...


Alguna interjección

-de aquellas malsonantes-

un adjetivo prístino,

o un verbo palpitando con las ganas

de decir la verdad.


Pero todo es inútil...


Un dolor

sordo y sólido ,

enquistado

en el pliegue más íntimo de la dermis del alma,

no hay quien lo dibuje o lo defina,

ni aproximadamente,


Y así no hay manera

de encontrar la palabra con suficiente filo

para sajar

y aliviar los humores de su ántrax

o la oración,

a modo de conjuro,

capaz de exorcizarlo.


En consecuencia,

sigue ahí,

ineluctable ,

urente,

tenaz en su inhumana disciplina

de arruinarme mis días, huérfanos de horizontes,

y mis noches pulsátiles

para enaltecimiento

y gloria de su llaga.


Toca, pues, ignorarlo,

tratar de sepultarlo en las regiones

profundas del olvido.


Y esperar.


Solo el tiempo

puede sanar,

si nunca

le devuelve el aliento a los cadáveres,

hecha ceniza, al menos aligera

su carne putrefacta.


Echo en falta un reloj,

quiero contar

-aproximadamente-

cuantas eternidades torturadas

aguanto a malvivir sin derrumbarme.


Sospechando la cruda realidad:


Apenas la presencia indefinible

de mi dolor

-ahora es MI dolor-

pujante,

omnipresente

me abandone,

mi corazón,

absurdo y rutinario,

habrá de comenzar a echarlo en falta.


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