Ellos
tienen
siempre razón.
Si han
decidido
que
tiene que llover, bien poco importa
que
amanezca con Sol ,
coge el
paraguas,
antes
que acabe el día , ten por cierto
que
arreciará el diluvio.
Ellos
están
hechos de mármol y violencia,
de
acero y de violencia
de
determinación,
de
objetivo a cumplir y de violencia
y que
caiga quien caiga.
No
saben los deleites que se pierden
por
desdeñar por débil
la
suavidad,
el
tacto
del
satén,
del
poema ...
Ellos
han
acabado haciendo a su medida
la
dimensión prosaica de las cosas.
A ti
solo te queda encaramarte
a tus
rojos zapatos de tacón
y
ensayar tu mohín más hechicero
para
ver si consigues refrenarlo.
Y
aprender a llorar sin que se note
ni se
te corra el rimel,
desaguando
tus penas por dentro de los párpados.
A
mascar en silencio tu rabia acumulada.
A
esperar con paciencia el cambio imperceptible
en el
tropismo de las constelaciones
que
anuncie que ha llegado,
arrollador
,
tu
tiempo.
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