¿ Qué
quieres que te diga?
Solo
puedo decir que ya no tengo
ganas
de decir nada.
Hoy
escancian las nubes un tibio chirimiri
sobre
el rostro extasiado de las flores
y
extiende suavemente un manto silencioso
monótono
y tristón sobre el paisaje.
Mientras
que sin desmayo arrecia el aguacero
-y son chuzos de punta-
sobre la indefensión de la cabeza.
-y son chuzos de punta-
sobre la indefensión de la cabeza.
No son
tiempos de hablar,
las
palabras serían
coágulos
de congoja
saliendo
por la boca a borbotones
y
apedreando el cielo a puro grito.
Mejor
cerrar los ojos
dejar
que la blandura del día nos empape
de
sosiego y arropes.
Y
permitirse el lujo diminuto
de
llorar versos claros hacia adentro.
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