Nunca,
repito,
nunca,
dije
de mí que fuese el mítico arquetipo
de
nada de otro mundo,
santo
y seña ni di ni me pediste
de
no traer un saco a las espaldas
lleno
de cantos fúnebres y de contradicciones,
de
no venir comida
de
miserias y hieles ,
de
no ser la mayor hija de puta
que
alienta bajo el Sol.
Sólo
juré deberme a la inefable
devoción
por el aire en movimiento,
como
de tí acepté por referencia
la
inclinación al juego con la luz.
Por
otra parte ,no tengo yo la mínima
necesidad
de andarme prodigando
en
suspiros por páramos de nadie
tras
fuegos fatuos carentes de compás.
Para
inventarme en músicas me sobra
con
aspirar profundo , que la flauta
la
traje ya de serie y puede el pecho
hasta
la fecha y hora cargar con el tributo
de
esa maldición.
Como
trastocas,
sin
quejas ni alborotos,
en
sombras tu materia cuando quieres,
con
chasquear la lengua,y te diluyes
en
los poros candentes de la noche
y
la preñas de enigma
y
de magia ritual y la envenenas
con
tu fecundidad.
Somos,
a nuestro modo, predadores
solitarios,
capaces de lo único
y
casi satisfechos...
...Pero
a veces
también
los singulares
aspiran
a ser lobos en manada
y
venden su alma al diablo y se consuelan
en
brazos del engaño .
Sueñan
con que las cabe la improbable
felicidad
de aullar en compañía
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