Cómo
quisiera ser la intrascendente
muchacha
quinceañera en la que un día
pusiste tu ilusión ,que prometía
que habría de durar eternamente.
Una
ventana abierta a la alegría
brindarte
en mi mirada trasparente,
mariposa
que en vuelo incandescente
te
llevase al país de la utopía.
Pero
soy esa desvaída y triste
mujer
de niebla que apostó al intento
de
subsistir las alas y el candor
La contra el desánimo resiste
con
fe y con corazón y aún tiene aliento
para
seguir hablándote de amor.
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