lunes, 26 de junio de 2017

Amistad, pequeña gran victoria



Qué importa si rodaron
bajo los pies del mundo los pilares del mío,
qué importa
si se quebraron todos mis espejos
en un primer instante
de confusión.

Me has hecho levantar
la mirada a lo alto
y verme en el reflejo de tu mirada limpia
tal como soy.

No es fácil
ver la verdad de frente,
tan desnuda,
pero sirve el dolor ante su patetismo
para apretar los puños y las muelas
y para echar a andar , sabiendo ya que Norte
tan solo existe uno.

Te agradezco el favor,
amigo,
qué importa
si hoy debo forzar mi gesto de arlequín
un poco más,
al límite
del dolor en la mueca.

Me consuela pensar que cuando a solas
grana y se vuelve fértil la tristeza que siento
alguna de sus lágrimas también serán las tuyas.

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