Dar vueltas sin parar en una noria,
rumiando
en soledad tus emociones
mientras
llenas ajenos cangilones...
¿
De qué me sonará a mí la historia?
Del
día de mañana y su ilusoria
realidad,
la meta que te pones
para
no ver del hoy las decepciones,
intentas
alcanzar la zanahoria.
Luego
llamamos despectivamente
asno,
burro, jumento, al buen pollino,
que rebuznando clama ante ese trato...
Resignado,
abrazando más silente
de
igual modo lo absurdo de tu sino,
puedes reconocerte en su retrato.
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