lunes, 19 de junio de 2017

Hay silencios


Hay silencios tan cautos,
tan discretos,
que ni siquiera el corazón conoce
lo que guardan las tripas.

Hay silencios de bruma que enmarañan
el fluir de las horas,
que envenenan
el claro manantial del sentimiento,
en que beber debieran las palabras de espuma
que cantan al decirse.

Hay silencios que saben
lo que por fuerza callan, que la herida
de la mudez no es tanta ni tan honda,
que de irse pregonando
inevitablemente te mataran.

Hay silencios
que en un desprevenido momento de infortunio
alguien sembró en la sangre con sigilo
como un grano pequeño de mostaza
y poco a poco crece y se empodera
de todo su latido más limpio y vehemente.

Que sin descanso gestan
dentro de sí la larva de un coágulo salino
que acunan
al íntimo enemigo insobornable
que por necesidad debe parirse
cualquier día de estos sin excusa.

Y hay silencios ahogados,
como este que ahora va creciendo en mi pecho,
que preña de resabios sordamente la rabia ,
y se vuelven amantes de luz de taquígrafos.

Que están predestinados
a nacer hechos furia,
a desdecirse
y a estallar en el aire.

!Que se haga el estruendo...!

!Y que caiga quien caiga!

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