Busco
aquí y allí conchas de nácar.
Efímeros
fulgores.
Un
guiño de la Luna menguante en cualquier charco...
...aleteos
de pájaros cautivos ,
suspiros
disecados,
quemaduras
dibujando
en el borde de unos pétalos
la
pasión de la entrega
al rito
de la luz
Ansiosamente
busco
un
rastro que me lleve hasta el misterio
de la
sed que postula ser promesa del agua
que me
atrae de ti
y solo
encuentro huellas
de una
vida vivida hasta el término último,
hasta
que sangra y duele
hasta
que se desvive
que
estalla como pulpa álmática en tus versos.
Quién
soy yo
para
hacer violencia con mi mirada impúdica
de la
carne al desnudo
de su
frágil
dignidad
sensitiva
que ,
callada, demanda un respeto silente.
Ya no
quiero saber.
Cierro
lo ojos,
clausuro
mis oídos,
a mis
manos les niego la inquisición del tacto
y me
embebo en la suave sensación de sentirte
crecérteme
por dentro.
Vaivén
en que los mares
sin
tino se me entregan.
Fulgor
en el que vibra
la
magia de la música
que
dibuja en el aire el perfil incorpóreo
que
define lo lúdico
lo
arrebatado y libre,
lo
primordial.
Lo
auténtico.
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