¿ Y
qué hacemos aquí ?Empantanados
en el
improductivo y decadente
análisis
del diente,
midiéndonos
la talla por muescas y bocados.
A
seguir fatalmente los dictados
que
impone la atracción incandescente
de la
sangre caliente
están
depredador y presa condenados .
Nadie
nos dijo que las yugulares
aceptan
bien el beso,
ni que
van amansando fierezas los cantares.
Sus
últimos bastiones
suele
rendir el alma ante el travieso
e
inagotable juego de las fascinaciones.
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