domingo, 3 de septiembre de 2017

Roca and roll


Me entristece mirar como esa piedra
que domina el talud en soledad
no guarda ni una gota de humedad
para el vital verdor. Y ni la hiedra
sobrevive pegada a su hosquedad.

Desconfío su pose de estilita
sobre su pedestal atrincherada
en su austera virtud amojamada.
Si pregona que nada necesita
más se entiende que está necesitada.

De tanta hipocresía me sonrojo.
El rastro fósil muestra de algún diente
del tiburón que fue. Huele el caliente
efluvio ya olvidado tibio y rojo
y se aprieta el cilicio fuertemente.

Y con su sino trágico me apeno.
Pues aunque alcance a ser la facetada
gema brillante pura y admirada
nunca sabrá del gozo ardiente y pleno
se ser carne y medrar resucitada.



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