domingo, 3 de septiembre de 2017

El hueco


Ya no siento el dolor. La mordedura
de hierro al rojo con que ha lastimado
con tan devota saña mi costado
en demasía dura.

En un primer bocado
no encontró la medida de su hartura
y siguió duelo a duelo, sin mesura
hasta dejarme el cuero anestesiado.

Hace tiempo que todas las postillas
del alma se cayeron y el murueco
de la vida no me hace ni cosquillas.

Ahora el desafío
es dejar de sentir como en el hueco
que ocupó el corazón crece el vacío.








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