domingo, 3 de septiembre de 2017

La mortaja


Volando como pájaros que huyen
de una estación de sombras anunciada
escapan los veranos,sin que nadie
sepa bien hacia dónde .

Acaso hacia un lugar imaginario
de hogueras que iluminan equinoccios perennes.

Sentada en mi rincón, climatizado
a fuerza de acopiar indiferencia,
envuelta en soledad ,
contemplo como crecen , para luego
ir menguando los días.

Y callo lo que sé.

Que toda huida tiene
su horizonte acotado.
Que las alas , exhaustas de surcar los vacíos,
finalmente se quiebran
y el corazón acaba por rendirse.

Que algún dios aburrido y desalmado,
mezclando un adeene sin fisuras
con su aliento glacial,
dio forma a su capricho más perverso.

Para evidenciar eternamente
que la piedad no existe
y que para ser nuestra mortaja
con su aliento glacial dio forma al frío.






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