Alguna
ve te hiciste el iluso propósito
de
mantenerte firme
como la
roca ,
anclarte
con
determinación a tus principios
y ser
fiel a ti misma
Te
juraste que nada
ni
nadie lograrían que mudases de piel,
ni
alterarte en tu esencia.
Pero
cambiar no fue
jamás
ninguna opción
Era la
servidumbre obligatoria.
Porque
la vida fluye
y lame
con su lengua adamantina,
terca,
incansablemente,
hasta
que le socava
los
cimientos más sólidos a la piedra más dura
Ser
carne de molienda,
arena
sometida
al
capricho del mar en cualquier playa,
tal era
tu destino
de
guijarro que vive porque rueda...
Con un
poco de suerte
algo
quedará aún de aquella que antes fuiste...
Esa
extraña pasión
que
sientes tú también
por
dejarte fluír como una roca viva ,
que
guarda en sus entrañas
un
manantial nonato de verbos
y el
impulso
de irle
revelando a una
Luna menguante
en las
noches de niebla tus secretos.
Y ,
silenciosamente,
derramando
palabra tras palabra
hartarte
de llorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario