lunes, 31 de agosto de 2015

El poeta


Un embrujo de fuego, un puro hechizo
de los sentidos, una alegoria
con que ilustrar la ardiente fantasía
de un creador festivo y primerizo.

Una voz que recrea la armonía
con que suspira un enamoradizo
 cielo añil   y a su ritmo pegadizo
 las palabras convierte en melodía.

El don divino de sembrar la huella 
del verbo que se escancia en un derroche
de amor sobre una tierra atormentada  .  

El modo de imitar  a aquella  estrella
que regala fulgor   sobre la noche
para fundirse al alba con la nada.

Aunque todos sabemos que  allí sigue ,
feliz sombra abstraída tras la luz que  persigue.


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