viernes, 16 de febrero de 2018

Sorpresa atónita



Nunca dudó que más allá del agua
no hubiese más que agua
elemental y azul.

Y sin embargo
sintió que por momentos
su líquido universo se volvía
más ligero y traslúcido
y algo en su interior
se le adensaba

Sorpresa
atónita y redonda es lo que había
en los ojos del pez.

Incrédula
me reconozco sobre sus espejos.

Resultaba lo lógico pensar
que al amor que es  un verdadero amor
sólo el amor le sigue
y no esta gelidez
de existencia escarchada,
y no este lacerante
estupor.

Hoy lo sé:
existen ocasiones
en las que el horizonte es tan inasequible,
tan oscuro y tan ruin
que es mejor ahogarse.

Y confiar en que quieran las mareas
depositar tus restos,liberados
del miedo y el dolor,
donde quieran los vientos y el destino.

Ser un destello más 
de nácar descuidado, 
otra concha
 que toma el Sol y olvida
sobre la arena espléndida 
de alguna  playa ignota y olvidada.









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