martes, 4 de junio de 2019

Quereres y milagros



Querer, de ti no quiero ya gran cosa,
y menos todavía es lo que espero,
ni halagos, ni cuidados, ni dinero,
ni el pétalo marchito de una rosa....

Acaso en otro tiempo deseosa
estuve de sentir algún ligero
atisbo de ternura verdadero
que volviese mi vida luminosa.

Hoy conozco el percal y ya no muero
por ti desesperada y temblorosa,
me ciño a mi papel de santa esposa.

Cuidar de  la ceniza del brasero
sagrado del hogar lo considero
mi mayor experiencia religiosa.

Pero de mí no esperes , compañero,
milagros, que no soy tan generosa.








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