Granamos,
sí,
granamos...
No
vale darle vueltas.
Algunos
de nosotros ya granamos....
Ahora
lo que toca
es ser
una gavilla de huesos doloridos,
un
manojo de nervios
en ese
punto álgido en el que nos torturan
lo
mismo que alfileres
y un
puñado de ideas peregrinas,
que a
nadie le interesan,
en
busca de algún suelo atento en que arraigar
antes que el torbellino de la vida
hacia
ninguna parte las avente.
No es
una aprensión,
la
sombra de la hoz sobre tu espalda
se
vuelve por momentos
una
gris amenaza omnipresente.
Son
toda una certeza
ese
rumor a cañas trituradas
y esa
vaga congoja , que te avisan
que a
paso acelerado
se
acerca la cosecha,
Solo
queda esperar
que
aquel germen minúsculo
de la
pura alegría
y el
dolor intratable que nos tocó sentir
y con
paciencia fuimos transformando
en
emotivos versos,
encuentre
quien se pare un día a degustarlos
y que
nutra con ellos
un poco
más su espíritu.
Pero
mucho me temo
que el
grano alimenticio,
mezclado
y confundido con grama,
en
idéntico limbo ha de perderse
Granamos...
ya
granamos...
Que
Dios reparta suerte.
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