domingo, 22 de agosto de 2021

El Día de la Furia


 

Desde los cuatro puntos cardinales

se eleva un rumor sordo,

subrepticio,

que perturba a las bestias.


Pero la especie humana

se ha acostumbrado al ruido

y ya solo percibe el que produce

el correr del dinero.


Quien tenga oídos para oír,

que escuche.


Está cansado el vientre de la Tierra

de su papel de madre,

de entregar, generoso, sin recibir a cambio

más que depredaciones.


El desprecio infinito que escupimos

hacia el cielo, imprudentes,

hoy nos cae en el rostro.


El Día de la Furia

tenía que llegar.


No hay otra manera, por desgracia,

de que vuelva a encontrar el equilibrio.


Y no nos engañemos

con la leyenda urbana de que existe

la justicia poética.


No detiene su brazo ejecutor

ni el llanto de los niños.


Ha llegado la hora en que el prudente

debe encender sus lámparas.


Manteneos alerta,

vigilad

la huida en desbandada de los pájaros.


La mirada ambiciosa de los cuervos.



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